Patricia González es entrenadora personal. Amante de los animales, la naturaleza y el deporte, descubrió Low Pressure Fitness gracias a una compañera de trabajo. Este es su #LPFexperience y su testimonio narrado en primera persona.
«Hace tres años que conocí el método LPF y 2 años que soy entrenadora certificada LPF-CT. Una compañera de trabajo me enseñó a realizar los ejercicios hipopresivos y al cabo de un mes el cambio postural era más que evidente. La capacidad pulmonar aumentó considerablemente, así como la fuerza de mi core. Soy una persona muy activa, practico varios deportes y, sin duda, practicar LPF me ayudó a complementar mi entrenamiento.
A raíz de ver mis resultados, me despertó una gran curiosidad el sistema Low Pressure Fitness y decidí formarme. Tras realizar los tres cursos me certifiqué para poder incluir LPF en mis entrenamientos en el ámbito laboral.
Hace 3 años que hago escalada y desde que comencé a disfrutar de este deporte, siempre se me habían dado mejor los pasos de fuerza que los de equilibrio. La cosa cambió cuando comencé a realizar los hipopresivos LPF antes de entrenar la escalada.
Incorporé muchas de las posturas de los niveles 2 y 3 LPF, y fui adaptándolas a la escalada. La verdad es que el resultado me sorprendió. Antes apenas entrenaba o sólo hacía bloques de equilibrio. Ahora puedo de disfrutar de ambos.
La preactivación de la musculatura interna influyó mucho en la mejora de mi técnica. Los hipopresivos LPF me han aportado la puesta a punto perfecta para el entrenamiento, y me permiten controlar más aún mi equilibrio. Es más, puedo añadir que en alguna postura, mi cuerpo y mi suelo pélvico se activan sin hacerlo conscientemente y esto me produce un mayor «enganche» a técnica Low Pressure Fitness.
Aún veo a muchas personas en los gimnasios que deciden entrenar el core (o mejor dicho, sólo la tableta abdominal) tras haber realizado el entrenamiento de rutina. Puede que en su día nos enseñaran así pero es un verdadero error. Hay que renovar conceptos. Un core fuerte es un cuerpo fuerte. Con una faja abdominal fuerte y un suelo pélvico funcional, la transmisión de fuerza a las extremidades es mayor, tu columna sufre muchísimo menos, tu postura mejora y tus movimientos son más fluidos y limpios.
Mi consejo es cuida tu cuerpo por dentro para que se note por fuera.»
Patricia González
Entrenadora LPF-CT
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